jueves, 20 de diciembre de 2012

Fin del mundo

Digamos que hace meses que no escribo nada, de nada. Varias cosas me han retirado del (de los) blog(s). Una de ellas  fue el cambio de lugar de trabajo. Y otra, en menor medida, fue una infección intestinal que me dejó sin correr un par de semanas. No es que no haya tenido cosas que decir o contar, se me ocurren miles por día (todas malas). Lo cierto es que me estaba costando hacer click en "nueva entrada".

Hoy pensé que quizás con esto del fin del  mundo, tenía que decir algo. Por ejemplo, nos vemos después del 21 o cosas por el estilo. Estoy un poco confundido, de todos modos. Porque, no se si les ha pasado, pero estaba convencido que la cosa era el 12/12/12 y al final esa fecha fue solamente el día del hincha de Boca. Bueno, nada! (como dice la gente ahora). Les dejo un abrazo y me voy a correr que está muy lindo!

jueves, 27 de septiembre de 2012

Paradigmas y kilómetros: diferencias morales

Hace días que cuando corro tengo un tema recurrente en la cabeza que no me deja libre. Incluso es tan profundo y potente que, aunque tengo el I-pod conectado a su nivel máximo, no puedo prestarle atención a la canción que está sonando. Corro, corro... y ese pensamiento me persigue. Di dos vueltas al hipodromo, hice 11 kilómetros. Curioso fue que no me había dado cuenta la distancia que había recorrido cuando iba por el 7km. Sucede! no? Sucede a menudo.
El problema es más o menos así. ¿Viste cuando vas aceitando tu mirada y encontrás que las diferencias superficiales en realidad esconden profundos hiatos entre paradigmas sociales, morales y comportamentales inconmensurables? Bueno, eso! Planteado así parece metafísica pura. Pero no lo es. Dejenme darles unos ejemplos.

Supongamos que viene un vecino y te putea por X motivo, con o sin razón (no es ese el punto). Vos reaccionas y lo puteas. Se acerca alguien --que bien puede ser un amigo, tu esposa o tu hermano-- y te dice: "che, no. No lo putees, estuviste flojo". Y vos lo mirás, pensas en lo que te dijo, y le respondes: "Si, la verdad que si. Tenes razón. Pero reaccioné en caliente, que le voy a hacer".

Hasta ahí tenemos dos formas de reaccionar posible, la tuya y la del que te dijo que estuviste flojo. Pero no hay dos concepciones en pugna sobre como está bien o mal reaccionar. ¿Si? Te podes equivocar, y lo admitís (o incluso ponele que no lo admitís en el momento), pero hay una concepción compartida: "¡Así no está bien!" Ojo, en el ejemplo dejo entrar el error y la reiteración: vos podes, una y mil veces reaccionar mal. Pero es eso, ¡reaccionaste mal! No hay discusión.

Ahora permítanme presentar una situación aparentemente relativamente diferente, a partir del ejemplo anterior. Tu reacción alnte el vecino fue la misma: lo puteaste y se acerca otro y te dice lo mismo. Pero esta vez vos respondes: "No, no estuve mal. Se lo merece por equis razón". Es decir, sostenés que lo correcto es putearlo si el otro te putea. Y el otro --tu esposa, tu hermano o tu amigo-- te dice que no, que te entiende, que estabas caliente, pero que "no está bien por más que sea la forma en que te sale reaccionar".  La diferencia con el caso 1, salta a la vista. En esta situación vez, vos no aceptas que fue un error o una reacción que no controlaste si no que consideras que "está bien". No sólo que podes hacerlo mil veces, si no que además es correcta. Hay dos concepciones en pugna.

A simple vista los dos ejemplos pueden parecer mostrar una diferencia superficial. Puede incluso quedar como una discusión sobre como reaccionar, y nada mas. Algo trivial. Puede ser considerada una diferencia menor. Pero que tal si en realidad lo que está en pugna --y voy a exagerar, para hacer más evidente lo que quiero contrastar-- es un modelo de comportamiento versus otro, una concepción moral versus otra, del tipo "ojo por ojo" versus "la otra mejilla". Ahi si, creo yo, hay un hiato quizás insalvable.

Sigo corriendo y no puedo dejar de pensar en esto.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Codigos secretos

Hace un mes que no escribó nada aquí. Ayer, como casi todos los días, salí a correr. Pero a diferencia  de estos ultimos días salí a las 7 de la tarde, luego de mirar el cielo hacia el este y ver que estaba despejado. La temperatura estaba baja, a diferencia de los días de calorcito que tuvimos ultimamente. Salí rumbo al noreste, mientras ya dejaba atrás el atardecer y la noche aceleraba. Iba a ser mi ultima carrera del invierno 2012, estaba emocionado. Fue una excelente carrera para ser un día de semana, tranquilo: 5.80 km a un ritmo de 5'11'' indicó mi Nike+ al terminar.

Casi al kilometro de carrera comenzó a caer una fria llovizna. Miré hacia arriba y no comprendía porqué sucedía, ya que hacia el este seguía despejeado. Doble rumbo al norte y de costado hacia  el noroeste vi como se venía esa nube negra. Comenzó a llover cada vez más firme, hasta convertirse en una buena lluvia. Como ya había tomado rumbo al oeste nuevamente, más o menos al kilómetro 3 de mi carrera, los árboles me protegían un poco de la lluvia. Saliendo de la arboleda de la avenida Marquez, sentí la lluvia en la cara refrescarme la transpiración. No paraba! Mis hombros se mojaban, y yo estaba en una especie de éxtasis maratónico. Estaba sudado con el cuerpo caliente, y la lluvia y el viento frío me empapaban por el exterior. Fue una grata sensación.

No suelo correr cuando llueve. Es mi regla de descanso. Suelo tener dos reglas, no correr los días de lluvia y no correr cuando estoy de vacaciones por una semana si no tengo quien cuide, sin reclamos o costos afectivos elevados, a mis hijos ;-P. Si llueve una semana entera, pues no corro una semana entera. Y me siento fatal!!!

Ayer cuando salí no pensé que llovería, sin embargo "se largó" cuando ya había emprendido la carrera y mi  cuerpo había entrado en calor. Sentí una grata sensación. Pero lo que más disfruté fue sentirme parte de una logia, de un colectivo más amplio, de compartir un código secreto entre los que ayer corrían mientras llovía. Nos cruzábamos y nos mirábamos como si fuésemos o fuéramos especiales. Como si comprendiéramos el sentido de nuestras carreras, de las carreras de los otros. Fue magnífico! En el movimiento de vaiven de los brazos nos hacíamos el saludo con el  pulgar arriba mirándonos. Eramos los que corríamos bajo la lluvia.

Seguramente muchos de ellos lo hacen siempre. Era mi primera vez bajo la lluvia, o quizás la segunda. Sentí que había entrado a una dimensión nueva, a compartir un código secreto.

lunes, 27 de agosto de 2012

Algo que ver con el hipódromo...

Salía de dar clases. Entregué en recepción el listado de asistencia de los estudiantes. La persona que me los recibió me miró y me dijo: -Reynoso, ¿tenés algo que ver con el hipódromo de San Isidro?
Me detuve un segundo, pero mi sonrisa no podía ocultar la  alegría que tenía de ser relacionado con el hipodromo:
-Si! -le dije- Vivo a una cuadra el hipódromo.
-¿Vos vivis por ahí? -le repregunté.
-No. siempre voy con mi mujer a pasear -Me dijo. Y continuó, para mi orgullo, con el siguiente relato:
un domingo venía con mi mujer, con quien siempre vamos a caminar. Estacionamos el auto en el padok, y damos la vuelta caminando. Mi mujer está operada, así que vamos para ayudar a su rehabilitación. Y un día vi a un tipo corriendo. Pensé -prosiguió con su relato- ¡a este tipo lo conozco! Volví otro día y de nuevo. Otra tarde, y también. Y hace unos días te vi.... y dije, Ah! ya se quien es. Este es Reynoso, le dije a mi mujer.

Paró el relato. Se sonrrió al ver que era yo. Y ahora si, me preguntó: -sos vos, no?
Y yo, con una emoción enorme, y con el pecho lleno de orgullo rodeado de algunos estudiantes de doctorado, respondí: -sí, soy yo. Corro todos los días por el hipódromo.

Se dió vuelta y les dijo a las otras dos personas que estaban en recepción: -este corre de verdad, eh! siempre lo veo y va a mil!

Salí del edificio, caminé por la vereda de noche, con un poco de frío, con la sensación de que por fin me reconocían por mi naturaleza.

sábado, 25 de agosto de 2012

Delfo Cabrera

En las olimpiadas de Londres 1948 Delfo Cabrera  (Argentina) obtuvo medalla de oro en Maratón. Delfo tenía 29 años cuando logró esta hazaña. Desde entonces, Delfo, entro al podio de los deportistas argentinos y al de las leyendas; sobre todo por el final tre-men-do de la maratón y de su vida. Al entrar al estadio de Wembley Delfo, que venía en segundo lugar, supera en la pista, ante la mirada y para deleite del público, al Belga que venía en primer lugar durante los 42 kilómetros de distancia desde la salida del estadio hasta la llegada. No me canso de ver este video, que acontinuación pego y comentado por Gonzalo Bonadeo.



Cuenta la leyenda del gran Delfo Cabrera, que era bombero de la Polícia Federal y que sus compañeros y amigos le pagaron el pasaje para ir a Londres. Corrió los 42, 5 kilómetros en 2 horas y media, con unas zapatillas pampero sin soporte aerodinámico ni nada por el estilo. Era un "taraumara", esa tribu de corredores superdotados de México. Otros me han comentado que en los años 80 lo vieron en persona, en la inauguración de un centro social y deportivo en Villa Domínico. Murió en un accidente de tráfico.

Mañana corro apenas unos 8K y el único objetivo que tengo es llegar a la meta contento y feliz. Pero sueño alguna vez, a mi edad, hacer una hazaña de estas.

sábado, 18 de agosto de 2012

Las medallas olímpicas de Argentina

Hace días que llueve, y mucho, razón por la cual mi promedio de kilometros al mes se está yendo al infierno. Pero aproveché el final de los juegos olimpicos para ver la historia de las maratones. Y ahi sin duda estaba El Maravilloso Delfo Cabrera, el ganador de la Maratón de Londres de 1948. En proximo post, pego algo. Pero surgió una discusión a partir de un dato que la presidenta comentó: Desde Melbourne 1956 hasta Sydney 2000, en 11 olimpíadas, obtuvimos 14 medallas, en 44 años. Y en 8 años -del 2004 al 2012, en 3 olimpíadas- hemos obtenido 16 medallas y 10 certificaciones.

Los comentarios fueron muchos. Para el que no está al tanto de la historia política argentina, esa comparación parece caprichosa (llena de sesgos, que por cierto los tiene). Pero no es ingenua. El periodo que se compara es desde la caida del peronismo en el 55 hasta el final de la Alianza. Y luego el Kirchnerismo desde 04 en adelante. Es decir, esa comparación dice o querría decir lo siguiente: durante el kirchnerismo se hizo más por el deporte que durante el período antiperonista (incluido el gobierno de Carlos Menem). Algo así, simn matices obviamente.


Pero un amigote mio me pasa el dato que en los períodos previos nos fue bastante mejor incluso. De nuevo, Delfo Cabrera ganó la Maratón en el 48, pleno gobierno peronista, y cuentan otros amigos que las leyendas del barrio de Villa Dominico dicen que los amigos le pagaron el pasaje para que vaya a correr.


Bueno, les pego el gráfico que está en wikipedia sobre la historia de los desempeños olímpicos de los países, en este caso Argentina. En el período anterior (1924-1952) nos fue de maravilla y había menos medallas y las delegaciones eran mas chicas.

File:Medallero olímpico de Argentina (1924-2012).png

jueves, 9 de agosto de 2012

No se porqué pienso en Kadafi

Estos días que llovía y estaba feo, y además tengo mucho trabajo atrasado, me retrasé un poco en mis rutinas de entrenamiento. Corrí menos! Pero corrí. Mientras corría pensaba en Kadafi. Se preguntarán que tiene que ver Kadafi con el hecho de correr. Una posible interpretación es obvia, la otra respuesta posible es que no tiene nada que ver. Pero cuando uno corre --al menos me pasa a mi-- no puedo escoger en que pensar. Más bien sucede que alguna parte de mi cerebro escoge por mi. Como los sueños, que uno no puede programar.

Pensaba en Kadafi, en que fue él, un joven coronel, quien construyó el estado Libio. Quien se convirtió durante mucho tiempo en un referente para muchos lideres políticos. Era el símbolo de ese estado en medio del desierto, que en cierta forma era "su criatura". Pero, lamentablemente, no se corrió a tiempo. No supo formar a las futuras generaciones de líderes que condujeran la obra que él había creado, o que al menos el creía haber creado. Hartó con su despotismo y nepotismo. Y, al final, un día tuvo que salir corriendo. Fue triste su final, pero también fue aún más triste la suerte que corrieron todos los que padecieron su arbitrariedad. No obstante, incluso habiendo sido tan déspota, de haberse corrido a tiempo hubiese sido un héroe para la historia, el padre de la patria. Pero no pudo, no quiso, o lisa y llanamente hasta el final sintió que Libia era suya, que le pertenecía, que era su propiedad. Su final no pudo ser de otro modo: fue echado como un cruel tirano, como un anciano déspota, excéntrico y enloquecido. Imagino en sus últimos días recordándole a todos que "él había fundado el estado libio de la nada", que cómo se atreverían a cuestionar su "dominio", que él era Libia.

Sigo corriendo... estoy por completar el kilómetro 5. Voy a parar para ir a terminar esa presentación de la semana que viene. Pero no puedo dejar de pensar en eso.

lunes, 6 de agosto de 2012

Los Juegos Olimpicos, Murakami y yo

Con la sobre dosis de los juegos olímpicos, uno no puede concentrarse. Pero uno disfruta del espectáculo. No es tan a full como el mundial de futbol, pero tiene su gracia igual de todos modos. Al menos yo, disfruté ver ese inolvidable partido de Del Potro contra Federer, que terminó en el tercer set 19-17 a favor del suizo. Disfruté luego que Del Potro se quede con la medalla de bronce. Disfruto ver a Las Leonas jugar tan estéticamente un partido de Hockey, incluso grito los goles y me apasiono viendo sus figuras. Disfruto menos los partidos de Handball, pero me hacen acordar a la secundaria, a primer año con más precisión. Me gusta ver un poco los partidos de Voley, quizás porque fue el deporte que practiqué formalmente hasta que acepté que no tenía la altura para poder hacer algo importante con ese deporte. En fin, uno puede ver todos esos deportes en  donde los argentinos, al parecer, dicen que son buenos: los "deportes de equipo". Sobre eso ya hay hipétesis o conjeturas sobre por qué si somos tan buenos en los deportes de equipo, nos va como nos va como país. ¿Qué se yo? No sé. Para mi es una mala pregunta. Ni nos va tan mal como país, ni tampoco es que seamos sobresalientes en los deportes colectivos. Mejor sería decir, es en donde podemos llegar a ganar algo. De todos modos, no veo porqué habría que esperar una relación positiva entre ambas cosas.

Me gusta ver también las competiciones de natación. Sobre todo ahora que las filman de una forma muy singular, con cámaras subacuáticas y con la línea del record olímpico simulada. Pero sobre todo, me gustan las carreras de larda distancia. Las carreras de velocidad son buenas también, pero no hay como las carreras de resistencia. Correr es para mí, ahora, el deporte de los juegos olímpicos.

Dice Murakami en algún lugar (exactamente en la página 21 y 22, pero queda mejor decir "en algún lugar", como si uno recordara la idea y no la tuviera anotada en forma sistemática cual cita de texto), que a él no se la dan los deportes en equipo, "para bien o para mal es algo con lo  que se nace". Tampoco "los juego en que se enfrentan dos personas, como el tenis"...."los deportes de  combate también se me dan mal". Correr tiene sus ventajas, porque no hacen faltan ni compañeros ni contrincantes, ni hay que ir a un lugar especial para desarrollar la actividad, ni se necesita de instrumentos como un palo de hockey o y una raqueta o lo que fuera, dice con razón Murakami. Y no puedo estar más de acuerdo. No sólo estoy de acuerdo, me siento en verdad identificado.

Como dice la publicidad, es simple... eso es lo que me gusta cuando salgo a correr TODOS los días. Ponerme objetivos nuevos. Correr una mayor distancia, hacer una vuelta al hipodromo en menos tiempo; ir a otra ciudad y correr por una ruta nueva. Esas cosas. Y eso lo puedo hacer sin competir contra otro, sin necesidad de tener que armar un equipo, o llevar tal o cual artefacto. No es que no me gusten los deportes en equipo. Me gustan. Me divierten. Pero siempre sentí que como muchas actividades colectivas enpoderan al más hábil, le dan poder, le dan prestigio, y los demás  pasamos a ser comparsa de apoyo del "mejor". Eso es inevitable. Sucede con la vida en todos los ámbitos. Pero, si se trata de algo que quiero hacer por placer y disfrute, no va bien con los deportes en equipo donde hay sólo premio para el Messi del barrio o la Luciana Aymar del club. Sobre todo, cuando uno no es uno de ellos. Así que correr tiene esa ventaja que permite hacer ejercicio, reflexionar y al mismo tiempo competir contra uno mismo. Eso es lo que amo de correr. En cierta forma es lo que hago conmigo mismo en las demás actividades.

Y casualmente, leía a Murakami que decía: "Por supuesto, yo también tengo mi pundonor y no me gusta perder. Pero desde antaño, no sé porqué, nunca he tenido especial interés en competir con los demás para ver quien gana o pierde (...) No me preocupa en exceso si gano o me ganan, Me interesa más ver si soy capaz o no capaz de superar parámetros que doy por buenos".

domingo, 5 de agosto de 2012

Una lista para correr (para el walkman)

En estos días decidí darme un suspiro con los blogs. Es una ardua tarea mantenerse escribiendo. Además, me siento un poco culpable porque tengo  pendiente varios papers y trabajos que reportar y no me siento a escribirlos. No es que no tenga un minuto, como suele uno autoexculparse. No. Más bien sufro de eso que ahora tiene un nombre bien explícito: procastinación (procastination), o dejar las cosas importantes para otro momento y ponerse a hacer las menos importantes. Por ejemplo, dejar la limpieza de la base de datos para más adelante y colgarme a leer el diario o entrar a debatir a los foros... cosas por el estilo. A veces me pasa con salir a correr, sobre todo si está "feo", nublado o lluvioso. Pero estas semanas corrí un montón, preparándome para una maratón, y mi cintura lo resintió. Así que baje un poco el ritmo. En todo eso, se me vinieron varios recuerdos mientra corría por mi querido hipódromo de San Isidro. Hice más 10 km cada día que salí a correr, así que tuve tiempo para recordar. Y casualmente regresé a los años 80, que es quizás de donde vienen mis primeros recuerdos corriendo. Era mi epoca de secundario, y tenía que tomar algunas decisiones que me angustiaban sin tener la autonomía ni el juicio para hacerlo. Sentí, cuando recordaba, una mezcla de sensaciones alegres y tristes a la vez. Dificil de describirlas. Pero, ya contaré en su momento esa historia. Ahora quería contar que me armé una lista de música de esa época.

La lista arranca con algunos temas de Yes, del album 90125, (no se si acuerdan de "Owner of a Lonely Hearth") quizás mi album favorito. Luego pasa a U2, y alcanzo una buena velocidad promedio con Sunday Bloody Sunday. Bajo un poco el ritmo, como relajándome, con Rod Steewart (Da ya think I'm Sexy?) , pero levanto la velocidad con Michael Jackson (como me gusta "Don't Stop Til get it enaugh", pero me conmuevo con el "tum tum... tum .. tum" cuando arranca Billi Jean) y acelero a full con Madonna.... me siento como de 15 cuando suena "A Material Girl". A veces termino la corrido, con ganas de empezar de nuevo, con Eric Clapton y BB King, "Riddign with the King" bien... bien... a full.

Pienso que cada uno tiene su lista, imagino. Cuando veo a las chicas y los chicos de "veintipico" corriendo, me muero por saber que llevan en sus I-pods (pensar que en los ochenta llevábamos "Walk Man"). Cada uno tiene su lista, no?

sábado, 28 de julio de 2012

Correr al lado del Mar

Nos tomamos un par de día con mi mujer,  y nos vinimos a "la feliz". Salimos el miércoles de Buenos Aires, en unas pocas horas llegamos a Mar del Plata, muy a pesar de la pésima señalización de velocidad que tiene la Ruta 2, desde hace tiempo convertida en autopista. Pasas de máxima 120 a máxima 40, así como si nada. Imposible respetar las señales. Si reducís la velocidad, los autos de atrás "te llevan puesto".

2012-07-26 11.02.59.jpgA la tarde caminamos unos 6 kilómetros, bajamos a la rambla o le dimos parejo por la costanera o el Torreón, como es conocida. A la noche fuimos a cenar a "Lo de Tata", en Avellaneda y La Rioja. Comimos Corbina negra acompañada de una Tortilla Vieira, antes nos habíamos clavado un cinzano con fernet. El dueño del restaurante, al salir nos saludó muy atentamente. No dejen de ir por ahí si andan por "Mardel". Al otro día, la mañana del jueves, me di un super gusto. Salí a correr por la rambla. Venía en bajada y en subida, hacía -1° o 1 grado bajo cero, como suelen decir. El viento pegaba de atrás, si bien era frio, facilitaba las cosas... hice mi kilómetro más rápido desde que tengo ese sincronizador de entrenamientos: 3.03 minutos por km. Obviamente, el viento y en bajada ayudaban. No es facil reducir en 2 minutos el tiempo para realizar un kilómetro. Corrí 5 kilómetros y paré a tomar esta foto, me di vuelta y tomé otra típica del Hotel Provincial y el Casino. Mar del Plata me fascina en invierno. A quien no, verdad? Es algo muy común, que ciudades tan grandes, tan espectaculares, sean mejores cuando hay poca gente. Pasa con Buenos Aires en verano. Luego seguí corriendo rumbo al Hotel Provincial, di  vuelta por el Casino, rodié las estatuas de los lobos marinos y regresé a este mismo punto. En total hice unos 3 kilómetros adicionales a los 5 anteriores. Me di un super gusto correr por esa costanera, con el mar al lado, con el famoso "viento de cola" y esa imponente ciudad con sus edificios mirando al mar.
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martes, 17 de julio de 2012

De regreso al hipódromo

A fines del 2006, precisamente el 19 de diciembre de ese año, nos mudamos a una casa en Martínez-Acassuso, a unos metros del hipódromo de San Isidro, al norte de la ciudad de Buenos Aires, del lado de provincia. Fue ahí que comencé a correr distancias más largas. Comencé haciendo el largo de esa especie de bosque que está sobre la calle Dardo Rocha, que va de Fleming a la Avenida Santa Fe, bajo unos pinos, eucaliptos y plátanos. Me encanta sudar, y quedar bien mojado. De modo que en diciembre, la temperatura es ideal para quedar empapado. Así que para ese diciembre, decidí salir con joggins de algodón fuera de moda que regresaban pasados por agua. En cierta forma, comencé a sentir que había regresado a mi lugar, a mi barrio, a mis sensaciones. Mi adolescencia tuvo mucho que ver con este lugar. El Hipódromo guardaba muchos secretos que no imaginé que todavía estaban ahí. Será por eso que no paré de correr desde entonces. Había troncos de viejos arboles que todavían tenían el hueco donde escondí, allá por el 88 o por el 89, algún que otro secreto.


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Al tiempo comencé a dar la vuelta al hipódromo. Dardo Rocha, Avenida Santa Fé hasta el cruce con Avenida Marzquez, luego una recta en subida leve y luego en bajada hasta Fleming, y ahí un largo recto hasta Dardo Rocha nuevamente. Todo eso son unos 5.16 kilómetros. En verano está lleno de gente. Mujeres hermosas, como las sanisidrenses no hay en ningún lugar, no vi en México, no las ví en españa, no las ví en Moscu, no las vi en Ann Arbor. Diría, además, que el 80% de las señoras y jovencitas de mi barrio corren... y ahí, en ese lugar, corren todas. Creo que eso también ayudó a mejorar mi velocidad con el tiempo, y aumentar la distancia recorrida.

jueves, 12 de julio de 2012

Parque Vucetich

Cuando regresé a Argentina, el 22 de agosto de 2006, luego de estar exactamente 9 años en el exterior, afuera, en otro país, o como prefieran, me instalé en la ciudad de La Plata, a pocos metros de una zona perfecta para correr. Mi suegro nos prestó un departamento en la diagonal 75, entre 54 y 55. Nos quedaríamos en el departamento mientras buscábamos casa y consiguiéramos donde instalarnos, preferentemente en alguna zona cercana a Buenos Aires. 

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A unos metros del departamento de la diagonal 75 está un parque acondicionado como circuito para hacer "footing" que los lugareños llaman "Parque San Martín", pero que todos los mapas --y un cartel de la mismísima plaza-- la nombran como "Parque Vucetich". No había día que, mi suegra y mi mujer, me discutieran el nombre del parque. Ese "hallazgo"  se dio mientras corría alrededor de la Plaza. 


Comencé con unas dos vueltas, y luego fui aumentando las vueltas a la plaza. Mis hijas eran pequeñas, y recuerdo que venían a verme dar vueltas mientras jugaban en los toboganes y pasamanos del "Parque Vucetich". Aun hoy, a pesar de que el nombre oficial es Vucetich, los platenses que conozco lo llaman San Martín. Es curioso como pasa eso con los lugares y las calles. En  Buenos Aires hay gente que todavía llama Caning a Scalabrini Ortiz, y lo mismo pasa con Cangallo y Perón, y así con muchas calles y sitios.


Me gustaba correr por ese parque. Me iba sintiendo, lentamente, platense. Corría por las tardes, entre las 6 y las 7 de la tarde. Con la llegada de la primavera el horario se fue corriendo más hacia la noche. Recuerdo una noche en que me costaba conciliar mucho el sueño, calculo que por el shock del arribo y la sensación y el miedo de haber tomado la decisión incorrecta de regresar, salí a correr para calmar la ansiedad y poder dormir. La Plata es la ciudad perfecta en distancias y espacios verdes, pero me sentía solo. Creo que correr me ayudaba a transformar la soledad en energía y sudor. Mi cabeza no dejaba de planear hacia el futuro y simular hacia el pasado. Ese maldito juego de retroceder al punto anterior de una decisión importante y simular otro recorrido cambiando la decisión. Me aturdía la idea de estar desperdiciando el tiempo... me sentía abandonado por mi mismo. Correr me liberaba, me aflojaba, me calmaba, me cansaba y me permitía dormir un poco más en paz. 

Venciendo un límite

Hace poco una doctoranda de la Di Tella me pidió una entrevista para hablar de su tesis. Como no me gusta ir o entrar al centro de Buenos Aires, le pedí que se acercara al norte de la ciudad. Lo más al norte que pudiera. Como ella era la interesada, aceptó muy cordialmente. Nos reunimos a unos metros del límite entre Buenos Aires Ciudad y Provincia, sobre avenida del Libertador. Quedamos en vernos en el Starbucks que está en la esquina del club Defensores de Belgrano, a unos 10 metros de la ex-ESMA. Hablamos de su tesis.

Luego la conversación giró hacia temas cotidianos, triviales. Hacia esos temas que cada vez con más fuerza me resultan más interesantes que los temas académicos. No se, debo estar haciendo un balance inconsciente de qué cosas valen la pena y qué no. Lo dejo para otro momento. Entre esos temas que tocamos, le comenté que los viernes los dedicaba a correr. Comenté muy presumido que desde hace tiempo que corro, pero que no pasaba de 5 km en cada salida. Eso si, con buenos tiempos que oscilan según la hora, la temperatura y la frecuencia, entre 27 minutos y 33 minutos.  Por suerte o casualidad, mi interlocutora hacía 1 año que había empezado a correr y, para mi sorpresa y envidia, ya andaba por los 20 kilómetros. Comentamos sobre el clima que más nos gustaba o preferíamos para correr, por dónde corríamos, el tiempo que hacíamos, y si escuchábamos música o simplemente dejábamos que la mente se liberara al correr. En fin, sobre el apasionante hecho de correr... Pero me dijo algo que produjo en mi un cambió de todos estos años de corridas. Me dijo, sin saber que quizás esta charla la recordaría para siempre, que podía correr más, que no pasar los 5 km era un límite mental. Me quedó retumbando en la cabeza. Es cierto, es un límite mental.

Ese día, a la tarde, hice 8 km. A los dos días hice 10 kilométros, y desde entonces no bajo de 10 km dirarios. ya llevo varias semanas así. Ahora me propuse ir por mis 15km sin parar. Vengo bien. Hago buenos tiempos. Tengo un promedio de 5.34 minutos por kilómetro. Y se me ocurrió escribir un nuevo blog sobre la sensación de correr y algunas historias o recuerdos vinculados con el hecho de correr que tengo aún en la memoria, antes que se esfumen. Claro, lo tenía en mente desde hace tiempo... incluso antes de conocer el libro de Murakami. Ya no seré original en la propuesta, pero espero que pueda volcar todo lo que me sucede cuando corro.