martes, 4 de junio de 2013

21 días de una larga historia

El 13 de Mayo fuí operado de una afección que por años me impedía respirar normalmente. La intervención me tuvo 21 días sin correr. Ayer, 3 de Junio, cumplí con los 21 días y salí a correr nuevamente. Me sentí diferente. El aire ingresaba por la nariz en cantidades que no sé controlar y administrar. Me di cuenta que me acostumbré a usar mucho la boca (quizás es una metáfora para la vida) y que debo corregir para mejorar el control de la respiración. Así que, en los primeros 400 metros, supe que iba a estar más concentrado en la respiración que en mantener derecha la espalda, pisar adecuadamente y controlar la velocidad. Voy a necesitar un tiempo dedicado a la respiración exclusivamente: pareciera que no puedo correr y respirar preocupándome por las dos cosas al mismo tiempo. Cerré la boca y corrí apretando los labios durante 5.4 kilómetros. La nariz era amplia y el aire entraba en cantidades. Pero tiendo a respirar corto aunque, ahora, puedo meter más aire en los pulmones por y desde la nariz. La tendencia a respirar corto y completar con el aire que tomo por la boca es parte de mi sobreadaptación a la falta de capacidad respiratoria.

Recuerdo que la primera alarma de este problema, resuelto hace 21 días, surgió en 1998. Yo estaba viviendo en la ciudad de Salamanca, de la comunidad de Castilla-León. Fumaba por ese entonces, algo que dejé de hacer el 1 de enero del 2001. En España era imposible no fumar. Los cafes, los bares, y todos los lugares públicos estaban repletos de gente fumando. Para mi era normal, y lo disfrutaba. Pero surgió un inconveniente con mis congestiones habituales que se habían convertido en un tema de conversación de muchas personas que por entonces me rodeaban. Por esa razón fui a ver a un médico. Este me encontró una infección en los senos nasales, y me recetó unos antibióticos con el objetivo de evitar una intervención para sacar la infección. Me recomendó dejar de fumar, por cierto, y hacer deporte. Así que, como ya empezaba la primavera boreal, empecé a correr por esa hermosa ciudad. Encontré la forma de descubrir recovecos que habitualmente no circundaba. Dejé de fumar por un tiempo y conseguí bajar la infección.

Pero, en 1999 me fui a vivir a ciudad de México (nuevamente), y volví al smog y al cigarrillo. Correr, corría menos. Jugaba al futbol dos veces por semanas, a lo sumo. El padecimiento tenía un nombre: "rinitis alérgica". Mis fosas nasales vivían congestionadas. Me despertaba con cantidades importante de mucosa y así pasaban los días. Pasaron los años. En 2001 comencé a correr, nuevamente --hábito que desde entonces no dejé. Pero me sobreadapté a mi condición. Durante todo este tiempo, al parecer, el cuerpo reaccionó tapando las fosas nasales con polipos que cubrieron toda la cavidad que debía estar liberada para dejar pasar el aire. Esos polipos, finalmente, fueron los que hubo que extraer para liberar de una vez las fosas nasales.

Ayer, luego de 21 días de posoperatorio, salí a correr con mi "nueva nariz". Para alguien que tuvo este problema por tantos años, correr con la nariz "despejada" es una nueva experiencia. Contentísimo de tener un nuevo desafío: aprender a respirar.